

Comparar el sacrificio de un cochinillo con la redención: una tradición de los Misterios griegos que fue asumida por el cristianismo.
Tengo que leer a Markus Gabriel.
EL TEXTO ES:
Elena, socióloga y activista, “el Pórtico de la Gloria, adorno del poder, camuflaje que lo hace seductor.”
Elena estudió Relaciones Internacionales y sociología. Es activista en diferentes ámbitos. Ha venido a Santiago a hacer un trabajo de antropología sobre el Camino. Se siente bastante escéptica respecto al las creencias religiosas, y no mira con simpatía lo que llama supersticiones referidas al Pórtico, a la Catedral o a Santiago en general. Ha estudiado la estructura social gallega, ha tomado contacto con los Servicios Sociales, sabe todo lo que se está haciendo pero subraya que hay muchísimas carencias en muchas áreas de Galicia todavía hoy.
Pregunta. ¿Qué ves tú cuando miras el Pórtico?
Respuesta. Pues mira: veo el delirio psicótico de un dogma abigarrado, actores de todos los tipos amedrentando. Veo, bajo el almíbar de las mejillas sonrosadas, la amenaza del infierno, y los monstruos de la parte inferior pugnando por tomar cuerpo. Me imagino a esas pobres gentes medievales boquiabierta frente a estas imágenes, engañada, y me entra una cólera…
P. Bueno, mmmm, ¿cómo interpretas tú la iconografía?
R. Obviamente, no me importa nada el nombre de los profetas ni la simbología de los apóstoles. A diferencia de la sobrias religiones orientales, esta es un sinnúmero de disparates hilvanados, de tradiciones diversas sintetizadas, y el conjunto va contra el sentido común de una manera impresionante.
P. ¿Entonces no ves ningún tipo de sentido positivo en la religión que representa?
R. Mira, hace poco leí sobre los misterios de Eleusis, que sabes que eran los más famosos en la antigua Grecia. La religión sirve para ejercer el control de los sujetos en la sociedad, como decía Marx, pero además hace falta una explicación del más allá, del después de la muerte. Esta explicación la proporcionaban, en la antigua Grecia, los misterios. Después, el cristianismo incorporó mucho de lo macabro y de lo escatológico, y ahí tenemos una figura central, llagada, ensangrentada, a la que adoramos. Bueno, adoran.
P. ¿Cómo ves el Pórtico en relación con el Camino de Santiago en su conjunto?
R. Bueno, estoy iniciando el trabajo… pero está claro que el fondo es muy difícil de aprehender sin un estudio histórico muy serio. Haría falta saber, primero de todo, por qué caló tan hondo el encuentro de los supuestos restos del apóstol. Qué significó en relación con la amenaza de las herejías. Qué relaciones se establecían entre los poderosos de la época. El Pórtico era el paso último de la Catedral, la Catedral era la última estación de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela era la última parada del camino… en fin, todo estaba entrelazado, planificado…
P. Entiendo, la estructura es más amplia de lo que pensamos.
R. Sí, no olvidemos que, de verdad, se pensaban que la Tierra terminaba en Finisterre. Venían, los pobres, a intentar ganarse la gloria a pesar de que les gustaba el sexo, se habían acostado con el marido de otra, habían robado comida o qué se yo, no querían pagar tantos impuestos. Pero ahí estaba Santiago. Ponían la mano en el Pórtico y ¡plin! Todo se les solucionaba a ellos y a los… no quiero decir el nombre… que tenían por encima. Porque salían calmados y con la idea de portarse bien.
P. Sí, una visión muy práctica del Pórtico.
R. Era así. Está demostrado. Lo que algunos llaman “los bienaventurados” del área del Antiguo Testamento, no son tales: son almas en el purgatorio, esperando a ver qué hacen con ellas… Desde luego, era un viaje práctico, difícil, viajar no era como ahora, y su finalidad era conseguir una buena vida eterna.
P. ¿Y ahora?
R. Bueno… ahora todavía el Pórtico de la Gloria está, digamos, bajo la protección de la iglesia. Es un bonito sueño de redención. Cualquiera diría que el Pórtico es Galicia. Pero Galicia, durante siglos y siglos, se pareció mas a la Galicia que retrata Valle Inclán en Divinas Palabras que a cualquier otra cosa.
P. ¿En qué sentido?
R. Bueno, la miseria, el uso de unos por otros, la pobreza más atroz, el miedo, la ignorancia. Todo eso ha sido el día a día de los desfavorecidos. Y las divinas palabras son el latín, el latín que, al ser ininteligible por las gentes, inspira un respeto, un miedo, que es muy útil al poder. El latín es la lengua que enmascara al poder. Y el Pórtico de la Gloria es adorno del poder, camuflaje que lo hace seductor.
P. Qué visión más negativa, ¡no?
R. Negativa no. Realista. Todavía hace poco, en la Galicia llena de niebla, entre esas gentes que apenas han pasado por procesos de socialización, esos mayores de cuando no se habían popularizado las tecnologías, ocurren cosas terroríficas. Hace poco me contaron de un hombre mayor y muy enfermo que cobraba 300 euros de ayuda. Unos familiares se enteraron y le convencieron para que se fuera con ellos. Pues lo encerraron en una especie de casuca abandonada, con llave, sin aseo siquiera, y le llevaban la comida una vez al día. Lo tenían como un perro, dicen las vecinas. Literalmente. La gente de la aldea lo sabía, pero no lo dijo por las represalias. Y hablamos del año 2000. Imagínate lo que sería todo esto hace mil años. La miseria, el horror, y los cuatro que vivían bien se hacen este Pórtico…
P. ¿Tú qué hubieras hecho?
R. ¿Yo? El Pórtico de un Anticristo. En el lugar de Jesús, el monstruo del carretón de Valle Inclán. En lugar de estos profetas y apóstoles sanos y bellos, las gentes deformes y caricaturescas de los cuadros de El Bosco… ese hubiera sido mi Pórtico. El Pórtico de la miseria. De una miseria de la que el clero era, ciertamente, corresponsable…
P. Mmmm, entiendo… bueno… ¿añadirías algo?
R. Sí. Por favor, no os dejéis engañar. Los antiguos griegos hablaban de las sirenas, que con su canto engañaban y precipitaban a los barcos al naufragio. El arte es un canto de sirenas al servicio del poder, y sigue siéndolo. Todo lo hermoso fruto del artificio lo es por algo y para alguien. No nos dejemos engañar y utilicemos el arte para darnos voz.
Es hora de que, los que no tenemos que autojustificarnos frente a los dominados, tomemos la palabra. Esto se empieza a hacer en las redes. Cada cual adopta unas opciones. Se hacen fotos. La plástica cobra protagonismo.
Todavía es un protagonismo dentro de la alienación, un protagonismo en el que, cada cual, quiere ser, y ser más, en los estándares que nos marca el sistema productivo en el que nos movemos. Pero también se oyen voces genuinas, voces de los que disfrutan con estas maravillosas herramientas digitales que tenemos en la mano y que las vehiculan para expresarse, para expresar contenidos nuevos, para vivificar unos canales de expresión de una manera completamente nueva, sin precedentes.
No tenemos que escuchar a las sirenas de Ulises. Oigámonos a nosotros mismos. Expresemos el descontento que anida en nosotros por ese poder que, subrepticiamente, cala todas las estructuras, hasta nuestras propias realidades corporales. No hay que acudir a historias externas: estamos en condiciones de crear las nuestras. Esta es mi opinión sobre el Pórtico, un hito en la historia de occidente y un recordatorio de lo que no debemos creer y de lo que no debemos hacer.
Debatecontribution 0en Cerdito, en los rituales de chivo expiatorio de los MISTERIOS GRIEGOS. (El animal incorpora los pecados de los demás y muere sacrificado).
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